Los símbolos nacionales dan sentido de pertenencia, nos identifican, nos unen en las
diferencias. Usarlos y significarlos nos permite ser parte de algo junto a otros que también nos reconocen. Es parte de construir una identidad, de formar parte
de un territorio, un Estado, una Nación.
La escarapela es uno de
esos símbolos.
Su creación y la fecha de su conmemoración se atribuyen a la propuesta de
Manuel Belgrano en 1812 de crear una escarapela nacional que unificara los distintivos utilizados por los distintos cuerpos del Ejército Revolucionario, ante la necesidad de comenzar a distinguirse de un “otro” durante las batallas que enfrentaban a criollos y españoles. El
18 de febrero, el Triunvirato aprobó el uso de la escarapela nacional de las Provincias
Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste. En el año 1935, el Consejo
Nacional de Educación instituyó el 18 de mayo como Día de la Escarapela.