El 1 de Mayo de 1886, un grupo de obreros estadounidenses se movilizó en reclamo de reivindicaciones laborales, entre ellas el pedido de reducción de la jornada laboral a 8 horas. La protesta, llevada a cabo inicialmente por 80.000 trabajadores, pronto desembocó en una huelga nacional en Estados Unidos que afectó a numerosas fábricas. La fuerza demostrada por los obreros en su reclamo marcó un antes y un después en la historia laboral y en los derechos de los trabajadores, instaurándose aquella fecha como el Día del trabajador, que recuerda a los obreros de Chicago en su lucha por mejores condiciones laborales.